Editorial. Publicado el 14 marzo, 2022

elCaribe

Recientemente el Ministerio de Educación y la Organización de las Naciones Unidas para Infancia (Unicef) presentaron los resultados de la Iniciativa para la Prevención de las Uniones Tempranas.

Se trata de un estudio cuyo objetivo es prevenir la violencia escolar y preparar al personal para actuar de manera preventiva, así como sensibilizar los estudiantes sobre las consecuencias negativas de las uniones tempranas y la maternidad adolescente.

Las estadísticas de Unicef en la República Dominicana son alarmantes: el 32% de las mujeres jóvenes se casa o se une antes de cumplir 18 años, un 9% lo hace antes de cumplir los 15, cifras que nos sitúan entre los cuatro países de América Latina y el Caribe con mayor incidencia de esta práctica nociva.

En ámbitos rurales y en familias más pobres el promedio de adolescentes que se une tempranamente es superior, casi siempre con hombres mayores, que a veces las triplican en edad.

No es difícil establecer las consecuencias de esta realidad para las jóvenes y las adolescentes: se embarazan jovencitas –niñas criando niños- abandonan la escuela, pasan a depender de un hombre que en la mayoría de los casos las maltrata, pierden la posibilidad de continuar sus estudios, no pueden conseguirse un trabajo remunerado y todo su desarrollo sufre un completo retraso.

Esto resulta en que el 65% de las niñas y adolescentes unidas antes de los 18 años apenas alcanza la educación primaria, pero también sufren más violencia de parte de su pareja, que siempre es mucho mayor que ellas.

Si bien la iniciativa Unicef-Minerd ha impactado en más de 800,000 estudiantes de nivel secundario, que es el ámbito idóneo para trabajar en la prevención de los embarazos y las uniones tempranas, todavía queda mucho por hacer.

Según las autoridades, se tratará de llevar esta iniciativa a las escuelas de todo el país, para que los estudiantes tengan su espacio de sensibilización sobre este problema.

Creemos que la prevención debe basarse en información, y para esto se necesita educación sexual para evitar los embarazos adolescentes, una formación crítica para prevenir la sexualización de las niñas, y comenzar a desaprender definitivamente la violencia.